Tras mi propio rastro- Hechizos

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Mosaico de algún amor

Foto de Manuel Marañón http://www.underdogph.com/
Have you ever been in love? preguntó él a mitad de la conversación la noche en que se conocieron, cambiando el español por el inglés, lo cotidiano por lo trascendente y ella, acercándose y sacudiendo ligeramente la melena para ocultar el pudor, dijo que no.
Tenía que suceder esa noche. Las entrañas de él supieron que era la mujer indicada, que, probablemente no habría en todo el bar otra mujer hermosa a la que no hubieran ya sometido los arrebatos de los enamorados.
Ella no se preguntó demasiado; estaba tomada por el deseo. Los puntos claves habían sido llenados: era guapo dentro de sus estándares, tenía una conversación llena de toques sardónicos, la encontraba atractiva y estaba evidentemente interesado en lo que tenía que decir.
Pasaron los meses y el "sexo apasionado" comenzó a ser tomado por apasionadas discusiones acerca de los más absurdos asuntos y adelante los bramidos de desacuerdo reinaron sobre sus mentes y oídos. No pasó mucho y los objetos comenzaron a destrozarse contra las paredes, pisos y extremidades. No pasó mucho más cuando las extremidades comenzaron a destrozarse contra el cuerpo del otro. Y entre todo el bullicio, los escombros y esa cadena tirada por la fuerza del amor, recordaba aquellas palabras interrogativas deseando poder decir otra vez que no.

martes, 28 de diciembre de 2010

Los horrores

Hay muchos tipos de horrores; el típico horror decembrino consiste en recibir prendas de ropa que no te gustan o te quedan chicas.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Puerto

El viento sopla fuerte y me hace reducir la velocidad. Mi cabello baila y se enreda en montones alrededor y sobre mi rostro. Contra el agua azul-plateada a unos metros; más cerca de la playa, se ve una figura negra que se mueve aun más lento que yo, oscila y regresa sus pasos.
Huele a mar.
Años atrás mi madre y un niño (el único) que vivía cerca de mi antigua casa encontraban diversión al señalarme la playa "Mar, mira el mar".
El sol ya se ocultó hace algunos minutos pero su resplandor ilumina todavía esta playa hinchada.  Mi camino lleno de arena se va oscureciendo conforme mis pasos se adelantan y dejan atrás más viento y palmeras sacudiéndose. Comienza a hacer más frío.
La música suena fuerte en mis oídos. Fuera de estos audífonos suena a soledad, a vacío, a noche joven y a yates viejos, enmoheciéndose varados uno al lado de otro, igual que los turistas ancianos que miran desde sus terrazas blancas el horizonte.
Yo voy, sigo andando, paralela al mar en sus ondulaciones.

martes, 21 de diciembre de 2010

Carretera

Ningún otro navegante, este pareciera ser sólo mi camino. Unas escasas líneas pardas alrededor denotan el resto del mundo y en lo iluminado del frente los fantasmas pasan, se suceden, uno tras otro, idénticos y en la mecánica de siempre: destellando y extinguiéndose para siempre en el pasado.
Y lejos -pero no tan lejos para desesperanzar- aparecen las primeras luces de la ciudad.
Conforme me acerco se vuelve más difícil distinguir las luces de los fantasmas deslumbrantes, que en su fila más y más apretada, iluminan con tanta intensidad que mezclan el pasajero camino con el futuro resplandeciente.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Ver fotos

Ver antiguas fotografías de ti y pensar que en ese tiempo no te conocía; o no estábamos juntos, me parece escandaloso. Me cuesta al reconocer tu cuello, tu boca (tu lengua), tus ojos y tus hombros desligarlos de mis manos y mis besos.
Ahora que hace frío lamento que no podamos pasar tanto tiempo desnudos. A veces lamento también que no tengamos una terraza para tomar el sol y que mi departamento sea tan pequeño.
Nos decimos o me digo con suficiencia que ya somos grandes y nos queda sobrado ser eufóricos o nostálgicos, pero -vamos- ¿qué sabemos nosotros del amor?

viernes, 10 de diciembre de 2010

Magazines, wish lists and stupid girls

Es la primera vez que pongo un título en inglés, según recuerdo y no he comprobado. Recuerdo "Stupid girl" porque hace una semana un amigo me recordó al poner "I think i'm paranoid" cuánto me gusta Garbage y desde entonces pongo una que otra canción suya de vez en cuando y la canto (repetidas veces), y, claro, porque me siento distanciada de muchas mujeres -yo soy del tipo sin amigas- y en mi suprema soledad crítica he llegado a la conclusión de que son, todas, unas estúpidas. Las razones no las expondré por riesgo de sonar egocéntrica y engreída.
Mis últimas semanas las he pasado viendo ropa en línea, agregándola a mi wishlist y esperando a que se agoten las piezas para volver a empezar. Ni siquiera voy a comprar, como seguramente se dedujo, sólo me estoy entrenando para mis verdaderas compras navideñas.
No tengo ganas de despertar; no hay nada a qué despertar. Espero tomar mi vuelo el miércoles y comer comer comer, ver a mi familia, extrañar a mi novio y mi mascota, dormir y despertar en una casa que huele a pino y envolver regalos. Quiero regresar a la puerta de una nueva vida, quiero que la gente deje de conducir su automóvil como imbécil, quiero aprender a escribir, quiero unos bonitos zapatos cómodos para ir a la escuela y ser la mejor alumna, quiero que Reiko deje, para siempre, de acostarse sobre la ropa que dejo en el suelo, quiero que el espacio de mi departamento se duplique... Quiero muchas cosas y sé que parcialmente las voy a conseguir, y aun entonces, no voy a querer levantarme. Por lo pronto me dedico a hacer mi maleta.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

El amor por etapas

Primera: Despiertas (rozando el sol el cenit) y te diriges al cuarto de baño; al cruzar el umbral una ráfaga de ternura te embarga cuando tus ojos revelan el asiento del escusado arriba.

Segunda: Ya abajo el asiento y en uso, piensas en cómo hubiera sido si en lugar de tener "la urgencia" en la mañana-tarde hubiese llegado en la madrugada y tu nivel de urgencia-somnolencia no te permitiesen ver el asiento arriba: habrías caído y quedado atrapada pataleando en la malévola taza de agua.

Tercera: Inmediatamente armas un discurso acerca de la importancia de pensar en el otro: sus necesidades, sus deseos, caprichos, manías y especialmente las reglas de tu departamento. Tomas el teléfono.

Cuarta: Dejas el teléfono sin haberlo usado, agradeces no haber muerto ahogada y tener alguien que ponga peligro en tu vida.

martes, 30 de noviembre de 2010

Historia oficial de mi vida





No es que quiera ser ésta, pero tal vez lo quise alguna vez. La explicación de "cómo" o "quién" o "qué" soy es muy obvia, muy larga y muy tediosa. Basta decir que todo esto que ahora defiendo, admiro y etcétera, es producto de antiguos anhelos (que desde entonces veo con cierta o mucha nostalgia e incluso ansiedad a veces) : importación de roles de películas, biografías, novelas, poemas, canciones y horóscopos; de mucha ficción batida con lo que luego, un profesional, denominaría enfermedad.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Luto


“Todos en la sala estaban en silencio” sería bueno decir para empezar: “todos estaban en silencio y con la cabeza baja, era como si la luz fluorescente que azotaba todas las coronas de flores; las galletas abandonadas en las mesitas; los sillones y los trajes, les dejase también exhaustos e indignados...” pero no fue así. En la sala se percibía cierta alegría, las personas se abrazaban, charlaban entusiastas y engullían bocadillos que tomaban azarosamente del plato.

Si lo que presencié se llama luto y las viudas mudas y vestidas de negro pertenecen a otro tiempo, como tantas cosas que damos por sentadas, esta época tiene su propio luto, que no corresponde ya con la definición del diccionario: el luto se quedó atorado en la etapa de evasión.

Todo el salón olía a pitahayo, esa flor que despide un olor a viejo, a rancio. Los menos indiferentes acompañaban dormidos, soñando, tal vez, con el que dejó su cadáver presente. El ataúd yacía olvidado por todos en el centro de la sala, ni una mirada, ni siquiera de reojo para asegurar que ahí siguiera; pero ahí seguía rodeado de flores que portaban cintas con despedidas: las flores y el cuerpo que irían al día siguiente a la tumba esperaban y callaban. El hombre-sombra miraba atónito a sus hermanos.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Jodidez

Descubriendo el mundo desde el fregadero lleno de mi departamento. Aclamo que el mundo es siempre el mismo. ¿Estaré equivocada?

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Fracasos cotidianos


Anoche me fui a dormir diciéndome que voy a dedicar cierto tiempo "largo" diario a escribir. En todo el día me he distraído con distintos detractores del intelecto: jugando It girl (sí, juego It girl; soy adicta), haciendo listas de productos que quiero comprar, también me pasé el día viendo ropa y editoriales de moda, pensando en que quiero ponerme a leer pero no tengo lugar adecuado para hacerlo y es una pena, incluso reacomodé algunos muebles de mi piso. Ahora caigo en cuenta de que podría pasar mi vida mordiéndome la lengua y regañando a Reiko. Quería sentarme e inventar mundos, situaciones siquiera, pero decidí al fin que escribiría al menos ésto y cumpliría un poco mi promesa.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Historia parcial de mi vida

Me digo repetidas veces en el mes que los zapatos que quiero desde que vi en alguna página de internet (que son hermosos, me encantan; los necesito, me harían feliz) están en descuento y aun así no puedo comprarlos. Esta noche entonces, es de luto, otra vez.

martes, 16 de noviembre de 2010

Metro


No me he quitado los lentes de sol en todo el recorrido, diría que no me importa que la gente del metro me vea, pero soy muy vanidosa y no quiero que la imagen instantánea que tengan de mí sea la de "la joven con el grano entre los ojos". Todo va normal, ellos no me ven el grano y yo veo todo obscuro. Cuando me levanto del asiento corrido, la vieja, hasta entonces a mi lado, expande su abultado trasero hacia el lugar que acabo de desocupar y luego con un movimiento de cabeza autoritario desafía al resto de los pasajeros. Algunos se quedan parados, agarrados al tubo de metal que tienen junto a sí. Me desconciertan, estoy a punto de bajar y no los entiendo, afortunadamente antes de perderlos de vista, la única otra chica del vagón parada toma mi antiguo asiento y el orden se restablece.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Rima fácil

Los hombres, como la cerveza, me aturden quince minutos y después me dan dolor de cabeza.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Pase


La alternativa de desnudarme, arrancarme el cabello y salir corriendo, ha marchado a mi lado desde hace tanto tiempo que ya no recuerdo mi costado izquierdo sin su tentador rostro lanzándome en la mirada una piadosa oferta; una visión nebulosa de lo que viene; una abducción temporal y primitiva del dolor. Dubitativa volteo a verla, temerosa, y a veces las dos asentimos y el negro vórtice me devora.

domingo, 31 de octubre de 2010

Frío

Andábamos hacia el teatro, hacía frío, siempre que hace frío e intenta tomar mi mano menciona lo fría que estoy algo preocupado y toca mi nariz como para corroborarlo. Tomó mi mano izquierda (que no opuso resistencia) luego de tocar mi nariz, y la depositó en la bolsa derecha de su suéter de lana con un movimiento tan limpio que cuando vi mi mano entrar me pareció que se trataba de una moneda.

viernes, 22 de octubre de 2010

Aburrida en casa


"La silicona lo resuelve todo" me dije vagamente, y sin analizarlo, sólo por decir algo cuando decidí arreglar mi caja para cosméticos con la silicona fría que tantos problemas del hogar ha resuelto. Luego vinieron inmediatamente a escena los "problemas de autoestima" que resuelve inyectada o implantada en distintas áreas del cuerpo.
En asuntos domésticos, la silicona y los dos tomos del diccionario de María Moliner han resuelto buena cantidad de pequeñas averías; la primera une sólo si los segundos aplastan hasta que seque, gran duo. Yo, mientras espero, tomo otro gran ayudante: las toallitas húmedas y comienzo la tarea de limpiar los contenedores, tubos, etc. del maquillaje. Estas tareas no tienen gran recompensa, todo va a volver a ensuciarse y pronto cuando se termine será reemplazado, es una manera "correcta" de utilizar mi tiempo de espera.

jueves, 21 de octubre de 2010

En ojo

Reacciono al dolor escribiendo y borrando, escribiendo y borrando el odio y el dolor que buscan gritar... matar. Al final todo se va, al final todo lo elimino, ¿para qué dejarlo al público? A las 4:27 de la madrugada decido dejar de llorar y no hacer caso a mis ganas de marcar números de personas dormidas y me limito a escuchar a Cerati; eco de mis lamentos.
Pero algo cambió.
Recuerdo el mar, soñé estar aquí y no recuerdo despertar.

lunes, 18 de octubre de 2010

Beauty pump in velvet...

Desde que las vi no podía esperar el momento de ponérmelas. Salimos a hacer la sesión de fotos (que no las incluyó) y estuve anticipando el momento todo el tiempo que duró. Al regresar me puse mi ropa y las tomé de bajo todas las prendas revueltas sobre la cama, corrí a la sala y cual zapatilla de Cenicienta me quedaron a la perfección. Suaves, lujosas y deslumbrantes sostenían mi figura. Eufórica como niña subí las escaleras lo mejor y más rápido que pude para enseñárselas a Manuel; y terminé enseñándolas a todos en el piso. Caminaba en círculos con la cabeza hacia abajo admirándolas, levantando la pierna para mirar mejor, haciendo estimados del precio, lamentando tener que quitármelas, así que pedí a Manuel que me tomara fotos con ellas: un gesto increíblemente cursi, de turista.
El coordinador de moda creyó que había huido. Para mi desdicha fue sólo un secuestro exprés. 4.2 pulgadas abajo, de vuelta a la tierra, me encontré descalza sin saber dónde había dejado mis botas.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Difícil de explicar



En este cuarto se formarían infinitos triángulos. Si me limitara a mi posición actual con respecto a todos los objetos y a dos objetos entre sí, podría hacerme vieja trazándolos, podría morir y renacer y seguir uniendo puntos con rectas invisibles... posibles. Ahora estoy sentada en la cama, con la espalda recargada en la pared, veo casi de frente la cocina y hay un triángulo punzando que no puedo ignorar por su gran peculiaridad: se forma entre el espejo, la puerta de la alacena y yo, son mis ojos y el espejo verdaderos cómplices; si veo al frente hay solo una puerta blanca y a la izquierda el espejo me revela la imagen de una botella de salsa para carne que logra captar entera desde la angosta apertura de la puerta de la alacena. Todo esto es más que un escaleno (¡si fuera tan simple!), me aterra pensar en los secretos que cada esquina guarda detrás y en la forma en que un punto distante los puede develar.

lunes, 11 de octubre de 2010

Ni siquiera es tan tarde


-Es tarde -me digo- y no tengo sueño -miento- no puedo dormir -acierto-. Hay demasiados ruidos, mi cabeza vacía es como una caja de resonancia al goteo del baño, me perturba, me da náusea, me dan ganas de golpear las paredes hasta desvanecer; sólo quiero que la maldita agua deje de golpear insistentemente la loza. Este sonido acuoso va a desquiciarme... porque algo está mal porque algo anda mal porque algo me impide dormir siempre -dicta mi mente distraída a mi imaginación que proyecta caracteres desfilando y empequeñeciéndose-. Mejor me levanto a cerrar bien la llave.

viernes, 1 de octubre de 2010

Limpiando el clóset (Réquiem por la ropa vieja)


Tomé una de las cajas de las que tengo amontonadas en una esquina, en ella llegó mi último envío. Entre el contenido estaba un vestido que planeaba usar para mi cumpleaños y que al fin no usé porque no fui a cenar como planeaba. El vestido sigue esperando salir a celebrar y yo también. Me propuse hacer algo bueno del día y limpiar mi clóset.
Saqué una época, muy playera por cierto... como esa blusa de tirantes blanca que era favorita y aquí en tres años sólo usé un par de veces (bajo algo más). Esta vez hay un criterio nuevo: "si no la usas y tiene un hoyo o está manchada se va"; tenía que ponerme estricta o nunca haría espacio para las nuevas adquisiciones que comienzan a quedarse sin lugar digno por todo el departamento.
La tank top que modifiqué a los 15, en la única época en que intervine mi ropa, tiene una mancha rojiza en el frente. Le hice hoyos en la parte de atrás y por ellos pasé hilos de colores e hice algo como telarañas, algunas con lo que serían "algo así como presas" de tela.
La hoodie negra que mi mamá me compró para la escuela hace unos seis años y que nunca fue muy funcional por ser muy justa y tener cuello en V muy bajo, que estuve usando hasta apenas unos cuatro meses, se va porque sigue siendo justa y poco útil.
Una camisa blanca con líneas amarillas y verdes que compré por barata y por que sí (que no usé porque en realidad no me gustaba ni me gusta) y otras cosas.
Es evidente, mientras hago este intento de limpia y no sale mucho, que tengo un problema de aprehensión con mi-la ropa (aunque sean calcetines blancos-amarillos con hoyos).
Gran parte, creo, de si se van o se quedan depende de si están vinculadas a una historia memorable -pensé al principio- pero ahora creo que, aun cuando algunas formaron parte de épocas e historias importantes, depende de si integré ya esa época-historia completamente a mi memoria para que deje a la prenda ir.
Al fin puse la caja en el recibidor, al lado de los botes para basura, sobre la barra frente a los espacios para correo del edificio, espacio inutilizado, no sin antes escribir a mi ropa vieja esta pequeña despedida.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Cuando lo escribí le llamé "Sueñicidio"



-Primer cuadro-
Me despierto consternada en el asiento del copiloto. Es de madrugada, mi hermano nos conduce por un camino que no conoce, es un camino hecho por los autos, cruza un pueblo sumido en el bosque. No hago preguntas, sólo me incorporo, él se ve contento. No muy lejos hay una mujer caminando por el centro, sonríe, es muy rubia y pálida, lleva un vestido verde y un ojo pintado del mismo color. Mi hermano para junto a ella, que sigue sonriendo, comienzan a hablar y en un parpadeo ya está sentada en el asiento del conductor, coqueta sobre los muslos del que conduce. Habla poco y sabe del amor. Los lugares se invierten. Veo a mi hermano convertirse en niño en su regazo, sonreír, retorcerse como un pez. Ambos sonríen y sus ojos resplandecen. Imagen: una lengua tensa apuntando hacia arriba, ni una palabra.
-Segundo cuadro-
Estamos caminando, subiendo la selva, tú y yo. Voy abatida tras de ti. Él ya había intentado suicidarse, lo sabes, pero “no te enteras, ¿cierto? - digo con pesadumbre - está muerto”.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Tiempos


Vivíamos entonces las dos en un pueblo húmedo y aislado, teníamos la misma edad con dos meses de diferencia: ella Géminis, yo Virgo. No nos llevamos bien hasta que entramos en la pubertad; yo la consideraba tosca y mentirosa, además del resentimiento que le guardaba por ser la consentida de nuestros abuelos. Estoy segura de que yo no le gustaba mucho tampoco... Sin embargo comenzamos a acercarnos, la casa de los abuelos era siempre nuestro punto de encuentro, tenía ventajas: el abuelo entraba y salía y a veces se perdía a la abuela; la abuela pasaba la mayor parte del tiempo en su habitación, sentada en ese sillón rosa que tan alto le quedaba o en la cocina, fumando y hojeando el periódico; el resto de la casa era nuestra, igual que la calle, pues podíamos salir sin que se enteraran. Y eso hacíamos, después de recolectar dinero nos dirigíamos al videoclub y con la membresía del Señor Ter-Veen rentábamos películas, no sé si las películas eran muy baratas o robábamos para rentar muchas (o tal vez el dinero nos era dado cariñosamente) pero recuerdo aquel tiempo lleno de filmes de todo tipo, recuerdo que a veces rentábamos clasificación C y las escondíamos después de verlas, generaban multas y toda la familia se enteraba. Vimos muchas, muchas muchas. Y hoy, años después, unos 8, recordé una que adorábamos: All i wanna do, era perfecta para nosotras, transcurría en los 60's, un grupo de amigas en un internado para señoritas combatían la reforma de la escuela para admitir hombres, y la combatían de la mejor (y única) forma, intimidándolos con sus efervescentes hormonas. Porque, ahora que lo pienso, a esa edad es todo lo que tenemos. Aquellos días crecer significaba hablar de menstruación, cólicos y tampones, de métodos anticonceptivos, usar lápiz labial, era insinuártele a un chico con todo el atrevimiento sin tener idea del paso siguiente. Kirsten Dunst era nuestra favorita. The Virgin Suicides vendría después.
Lo recuerdo todo con nostalgia, de mi pubertad y por alguna razón los 60's. Esos vestidos, faldas y zapatos, todos los objetos, colores y estampados. De mí misma admirando la belleza y actitud de esas chicas, de mí y mi prima queriendo ser grandes. Entonces teníamos pantuflas peludas con plataforma, las suyas negras, las mías rojas.
"And the moon, and the stars" repetíamos entre cantando y recitando muertas de risa.


jueves, 9 de septiembre de 2010

Dearest ghosts


Despierto luego del sueño inducido por el dolor de mis anginas infectadas. Siempre he sufrido de las anginas, habría sido buena idea que me las removieran, dicen que el tratamiento de recuperación consiste en comer mucho helado. Dolorida extiendo los brazos y manoteo mi laptop hasta abrirla y lograr teclear la dirección del sitio en el que tan cómoda me siento: facebook. Ahora, facebook es un lugar donde convergen las más malignas mujeres con el más bueno de los hombres, esto es, mi novio y sus antiguos "queveres". Lo de antiguos viene de que están impresos en fotografías. Yo las había visto antes, algunas, y no es ninguna novedad que el fotógrafo fotografía lo que más le gusta o/y tiene a la mano. Pero vaya sorpresa la que me esperaba. Dentro de las muchas novedades que facebook me invitaba a conocer apareció una mancha colorida recortada en rectángulos llena de caritas malévolas que me sonreían (aunque algunas sólo miraban a un lado o a la cámara con tristeza) y decían "yo estuve aquí antes -o al mismo tiempo- que tú". Incrédula me acerqué al estampado del diablo para verlo mejor. Ellas estaban ahí, por todas partes, enfiladas en terrazas, pasillos o el departamento del cruel novio... "¿Por qué?" fue mi primera pregunta. No entendía por qué querría el hombre bueno aventarme en la cara cartas incisivas con la insignia "ha habido otras". El collage de las amigas o amigas cariñosas le llegó a mi tranquilidad como aire frío a cuerpo desnudo (y enfermo en este caso). Las miré, una por una, atenta al gesto, al fondo, a lo que pasó antes, a lo que pasó después, a las palabras dichas, a los mensajes en las miradas, a los gemidos, a las sonrisas... y aquel hombre cobró fuerza de repente. El santo se convirtió en torturador. Recobraba su pasado. Su pasado con otras mujeres. Otras mujeres que yo nunca fui, no soy y probablemente no tenga la capacidad de ser; hasta ahora sólo he logrado ser una (y quizás alguna otra ha aflorado cuando estoy borracha). Pienso en las vidas que no llevé, en las cosas que no sé, en la limitaciones de ser una con otro. Ahora otra vez tomo conciencia de esas vidas imposibles, de los fantasmas de mí misma que viven un poco en cada otra, y cuando esa otra comparte contigo la convivencia con un hombre el fantasma parece tomar forma y elevarse frente a ti, triunfante, declarando "Yo sí existo".
Me dan ganas de organizar "Treblinka for pictures of ladies before you" (esto sí es una broma).
Pienso en el amor y en los fantasmas y no puedo sino alegrarme de ser carne para sus manos y eco de su risa... pienso en todas las cosas que pasan cuando dos están ahí, de la mano en el torbellino.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Rojo y rosa

Van dos noches consecutivas en las que en mis sueños ocurren suicidios. Anteayer se suicidó mi prima: ajó su cuerpo entero y sangrante recorrió los cuartos de su casa, se cortó una mano y se arrastró hasta morir. Yo lloraba. Anoche Reiko saltó por la ventana y yo desperté gritando "¡No!". Anteayer también compré mucho maquillaje, en sueños, y el ansia continúa.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Recordar y no gastar

Caminaba hacia el trabajo. Todos los días (excepto el domingo) paso por la librería Rosario Castellanos del FCE y desde hace una o dos semanas un libro en la vitrina que da a la banqueta me llama, me llama.. Hoy lo busqué de nuevo, temiendo no encontrarlo exhibido, pero ahí estaba, de alguna forma saludándome con su nombre: Queridas mías; pensé que seguramente no me tomaría mucho entrar y revisar su precio, puesto que estaría a dos pasos de la puerta, en la sección de novedades. Al caminar la curva de la fachada vi sentado a David Huerta (ninguna novedad) conversando con otro hombre a quien no reconocí, apresuré el paso y toqué la portada dura de mi libro púrpura y verde; lo abrí en varias páginas, leí algunas palabras y sin ver el precio me fui. En mis siguientes pasos pensé en otro señor poeta que ayer me saludó y no sé si fue porque me reconoció o simplemente por mis ojos anhelantes. Luego vino el recuerdo de que alguien (un ingeniero en informática), alguna vez (mientras estudiaba lingüística en la UAM) escribió un cuento "inspirado en mí". Me lo envió por correo, suplicando casi por una crítica, una señal de interés y nunca contesté, nunca agradecí su gentil gesto. Lo que recuerdo ahora es que, a pesar de su mala prosa, me hizo sentir especial y mientras caminada hoy recordándolo y sonriendo quise decir (y de alguna forma dije): "Señor, se lo agradezco"

martes, 10 de agosto de 2010

Pequeña tontería

El transcurso que recorre un rayo de pasión hasta ser idea y convertirse en hálito modulado y sonoro es un impulso fortísimo con consecuencias múltiples. Yo no diré aquí los rayos mutantes que me aquejan, sólo hago registro de lo que mi mente hace cuando quiere olvidar.

domingo, 8 de agosto de 2010

Buen día

Es una sensación terrible, ya desde mi cerebro que despierta, saber que restan diez horas para retomar el sueño. El día no tiene sentido, despertar y vivir no tienen sentido. No puedo ver Drop dead diva y disfrutarla porque me parece ridícula, el sol alumbrando este basurero de mundo es un desperdicio de luz. He despertado a un mundo hostil y putrefacto, sin embargo abrí las ventanas para no asfixiarme en la peste de mi propio dolor e infección.
Escuché la voz de mi abuelo mientras dormía y no recuerdo qué me dijo, los ermitaños no dicen mucho, pero apareció ayer en mi lectura y su voz en sueños.. el mensaje debe estar oculto en otro lugar. También soñé con una casa de estudios y un diablillo que me saboteaba.
Al despertar vi mi rostro en el espejo y lo encontré inexpresivo, una cara puesta al frente de un cuerpo que siente que se retuerce y despedaza pero sigue aquí, enfundando un alma que quiere largarse y desaparecer.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Escaleras

Tomaba un nuevo camino para llegar al trabajo. Cuando llegué a la estación no sabía por cuál de las dos escaleras me correspondía subir para no perderme, estuve dando vueltas dubitativa, me acerqué al mapa -que alguien más también revisaba confundido- y sin obtener de él información útil me acerqué a un policía con una pregunta muy simple: ¿de qué lado salgo a la condesa?; él señaló la izquierda. Conforme me dirigía volví a pasar junto al pequeño mapa enmarcado frente al cuál seguía el joven que me vio con la misma expresión con que veía al mapa, por un segundo pensé en decirle "condesa por aquí, escandón por allá", pero me pareció un gesto exagerado de mi parte, y, finalmente, tal vez no era eso lo que quería saber y yo habría quedado en ridículo por creerme tan perspicaz. Subí el primer bloque de escaleras y cuando di vuelta para continuar con el segundo vi venir a una chica con un oversized sweater con estampado de leopardo (blanco), mallas negras... ya conocemos el resto, fue muy obvio que venía de la condesa y yo iba por el camino correcto. Ella venía bajando y yo estaba por comenzar a subir cuando escuché a una pordiosera mendigarle y a ella contestar que no traía nada, pero que le regalaba su refresco "por si tenía sed"; a lo que la mujer respondió negativamente. Volteé, por morbo, para ver la cara de la amargada, arrugada y arrogante anciana medio indígena y en lugar de eso me encontré con una mujer alta, apenas morena, guapa y envuelta en un chal que miraba con desprecio a su alrededor. Fue confuso, mis estándares se sacudieron en un enorme temblor de chicas insufribles e indias agradecidas arrancándose el cabello. De ella, la, seguramente, ecologista-estudiante de humanidades o ciencias sociales-pro derechos de los animales-"cargo una coca cola y la ofrezco a los pobres" nada me sorprendió, sólo me pareció gracioso, me pareció una ingenua.. ¡pero claro! llevaba el cabello corto en una melena sencilla, partida un poco de lado, sujetada con un broche. Pobre ingenua.

domingo, 1 de agosto de 2010

Carta

A pesar de que buena parte de lo que he escrito es sumamente íntimo he pretendido velarlo con tintes de ficción o formas narrativas.
Lo que usted leerá a continuación corresponde al campo de lo real "tal cuál sucedió", sin retoques ni comentarios... sólo diré que desde la faringe hasta los ojos sentí una congestión y comencé a llorar.
Estaba revisando papeles (que es lo que más guardo) y haciendo limpia, encontré la siguiente carta que mi hermana me envió hace ya casi tres años. Está escrita con tinta roja y azul; intercalándose por párrafo y fusionándose en la fecha, tiene también algunos dibujos de caritas sonrientes y adornos. Mi hermana tenía unos nueve años.

De: Vanessa Ter-Veen 23-oct-07

Marbrisa.
Mar, no se por donde empezar pero bueno.
Te mando esto con mucho cariño, y espero que te guste.

Te extraño mucho mar. Mi vida sin ti es muy diferente*
nota (Verenice por fin se va ya no la soporto).

Me a ido muy bien en la escuela, llegaron los resultados de los exámenes que nos pone enlace y saqué el 1er lugar en mat. y el 2do en español.
Que bueno que a lo mejor vienes en diciembre. Me puse muy triste cuando cumpliste años porque cumpliste 18 años y yo no estuve para verte y entraste a una etapa en tu vida en la que ya eres un adulto.
Espero verte en diciembre navidad con ancias.

Nunca olvides que estoy a tu lado sin importar que estemos lejos =P
Bueno pues esto es todo lo que te queria decir
Adios y cuidate.

martes, 13 de julio de 2010

Línea


Los reconocemos, aun en la distancia sentimos cómo el viento se tensa ante sus movimientos, ustedes estuvieron aquí antes; mucho antes. Corrían los campos, sacudían los árboles, bajo la luna se retorcían extasiados y bebían los fluidos que manan de los sexos. Un día partieron para acercarse a las estrellas y de su partida quedó un hedor a humano que nosotros hemos eliminado.
A veces, cuando me quedo sola sé que uno de ellos me está viendo: adivino sus ojos detrás de la ventana, bajo la mesa, entre las fibras de mis nervios... El espectador invisible quiere adormecerme para el rapto. Me concentro en quitarme el velo, volver del tiempo, no quiero que mi alma tome vuelo.

martes, 6 de julio de 2010

Queja

Anoche no descansé mientras dormí, me paré tres veces: dos a limpiar y la otra es más curiosa. Yacía dormida y mi malestar comenzaba a tomar parte de los sueños, que no debería tener pero a pesar de todo tengo, me retorcía y veía a mi figura hacerlo, mi cara en gesto de dolor y el cabello desparramado por todos lados. Mi cuerpo al verlo era claro, conocía perfectamente su contenido interno; era como un mapa, e irónicamente tenía un pequeño mapa en el sitio que me aquejaba, en lugar de una cruz. Hacía frío y no quería levantarme pero el dolor se alió a la urgencia de orinar y tuve que hacerlo. Fui al baño y luego de orinar vomité, quedé consternada.. El sabor era ácido.. Era mi cuerpo escupiendo el Kriadex de nuevo. Expulsándolo en una masa rosa muy densa.
No sé qué pasa entre esos dos, no se han llevado bien últimamente, se sabotean en cualquier oportunidad. Mi cuerpo está cansado de ser su campo de batalla. Yo estoy cansada de no dormir comodiosmanda, de tener sueño en momentos inapropiados, de tener náusea, de vomitar, de tener la piel gris y de efectos secundarios menos graciosos de escribir.
De nuevo digo "estoy harta" y esta vez lo digo al aire porque no tengo a quién lanzarle mi queja esperando que tenga una solución.

jueves, 24 de junio de 2010

Tundra

Ibamos a recrear una antigua mañana particular para Elisa. El zoológico sería el mismo por el que ella caminó años atrás, yo sería ella: una mujer trasnochada con el corazón roto que va hastiada y dolorida por la ciudad, quién sabe si buscando o huyendo.
El primer paso para encontrar alivio es siempre detenerse un momento para quitarse los tacones y sentarse a llorar en un rincón discreto, esconder la cara, darle resguardo de lo que ha tenido que enfrentar en nombre de la locura y la estupidez. Segundo paso: arriba y andando, a ratos con la culpa punzando en la cabeza, a ratos en blanco, dispuestas a seguir hasta la última vuelta, el último muro o el último espejo. Porque aunque lo olvidemos creemos... Ahí, ahí, algún lugar; en algún recoveco, entre los sonidos de una palabra, entre dos miradas, junto a una esquirla atrapada en el fondo del mar, hay algo.
Vamos, ella sin dirección y desesperanza y yo repitiendo sus pasos que me han sido relatados, llevándola hacia su catarsis. Llegamos a la zona que alberga especies de la tundra. Bajamos, abajo es un pasillo curvo azul turquesa cuyas paredes consisten en ventanas hacia los tanques. Estamos frente a la vitrina, llenas de pesadumbre, tomadas del pasamanos enmugrecido, anonadas por el agua y sus juegos con la luz.
Algo entra en el agua de golpe, su enorme cuerpo blanco se mueve ágil y grácil bajo el pelaje que baila, sus garras negras hacen surcos en el agua que tiene alrededor. Voltea la cabeza hacia mí, nos miramos un segundo y mientras continúa nadando yo sigo contemplando su ligereza y mi mente flota como ella, la tristeza y el odio hacen silencio, todo lo que escucho son sus movimientos que imagino. Flota: me conecta tal vez con que todos los seres y materia existente encuentran alivio a su peso, incluso los planetas. Aquí está aquella Elisa sintiendo la ligereza de su alma de nuevo gracias a un hueco en el espacio, aquí está Elisa junto a mí emocionada por filmar a la osa nadando y aquí estoy yo, conmovida y sonriendo. La belleza ha vuelto. Llegamos a La Estrella.

jueves, 17 de junio de 2010

Más vistas dobles.


En la estación la gente esperando al metro era muchísima, apenas dejaban tras de sí un pasillo para una persona y media. Caminé hasta el extremo exclusivo para mujeres, niños y discapacitados y tal como esperaba había menos gente. Pasaron más de diez minutos y los vagones no llegaban, el que teníamos enfrente (el que corre hacia el lado opuesto) tenía tanto tiempo parado como yo esperando (dando vueltas) y me atrevo a afirmar que aun más, unas tres veces hizo ruidos como si estuviera por partir, lo que hacía que la multitud de este lado se agitara. Puñados de minutos, de 6 en 6, después llegó el ansiado transporte -atestado- y las caras de quienes lo llenaban eran de absoluta desesperanza. Encontré un lugar, dudé de él por estar vacío pero lo tomé. Pregunté a la señora sentada frente a mí si había tardado mucho en salir de la estación anterior, respondió que sí... Tardó y tardó y tardó en las siguientes tres estaciones.
Cuando finalmente dejé el transporte colectivo para iniciar mi larga caminata por la calle de Campeche noté algo distinto: nadie más caminaba, el trayecto se veía vacío, sin peatones, sin autos... Comencé a pensar en el clima: nublado y frío, ha estado así por varios días y algunas veces las apacibles nubes lanzan cataratas contra nosotros (ayer, por ejemplo llovió sobre mi ropa desprevenida dos veces). Tenía sentido y mientras avanzaba y veía los edificios de departamentos me regocijaba imaginando frazadas, té, parejas en cama viendo películas, perros acurrucados. Así, mientras yo fantaseaba con la vida ociosa de estas personas me asaltó viniendo de todos lados un grito en coro que decía GOOOOOOOL!! todos los lugares que antes vi plácidos, cálidos y abandonados ahora se revolvían ante la anotación de México. "Todo" cobró sentido de nuevo, qué tonta -como si no fuera jueves a las 3 de la tarde.
Un poco adelante un conductor me preguntó por la calle de "Astrodan" y yo, confusa, le respondí si se refería tal vez a la calle de "Ámsterdam", él, aliviado respondió afirmativamente, le indiqué la dirección y ambos seguimos nuestros caminos. Me fui pensando en lo perdidos que estamos.


lunes, 14 de junio de 2010

Sinsentido

Me confundo. Estoy sentada, esperando, esperándote y creo escuchar el sonido de tu auto acercándose; finjo incredulidad sólo para calmar mi próxima desazón al darme cuenta de que, como bien sé, no eres tú ni vas a serlo. Puedo poner un número límite, decir: después de 26 carros dejo de esperar, y aun entonces mis células seguirán insistiendo en que sienten la atracción que causa tu llegada. Falso. No habrá llegada, no esta en la agenda. La agenda bajo la que vivimos la rige la X carta (local) del Tarot que funge desde la masa cerebral de un individuo al mismo tiempo arrojado al precipicio y atado de un pie. Yo no sé de la Fortuna, sólo adiviné hace tiempo algo de la mía: la gira un diablillo que me odia.

sábado, 12 de junio de 2010

Ver la misma cosa


Caminaba: paseaba a Reiko. Sin darme cuenta alcé la vista para ver el edificio del otro lado de la calle, del lado izquierdo. Sin percatarme fui viendo la barandilla de roca que se perfilaba en lo alto contra el cielo nocturno, vi pilares idénticos sucederse: peones pegados con cemento al borde, mi mente descansaba acurrucada en la secuencia y de pronto una nueva figura la hizo reaccionar, esta también se repetía, pero sin regularidad. Parecía una figura humana petrificada, parecía llevar un sombrero. Conforme seguí acercándome la confusión fue incrementando: ¿por qué querrían hacer creer que hay alguien ahí arriba?, ¿de qué año es este edificio?... Me sentí acechada. Las preguntas seguían corriendo mientras contemplaba al chino guardián, lo veía con recelo, con fascinación, con entusiasmo al pensar en quién lo decidiera poner ahí, intentaba vislumbrar sus facciones a pesar de la gran distancia a la que nos encontrábamos. La caminata me acercaba y de un instante a otro el vigilante se apagó, desapareció al negro de un pilar con plato decorativo. Me percaté entonces, inmediatamente, de la regularidad de estos ornamentos. Extrañé al guardia.

jueves, 10 de junio de 2010

No es nostalgia

Hubo un tiempo, hablo de un tiempo mío en el que era una niña y hasta no hace mucho, en que el acto de escribir era distinto. Había que verse la cara en los trazos de las letras que dibujábamos, había que detenerse un momento con la punta de la pluma (de la lengua) en el papel mientras buscábamos la siguiente palabra adecuada y a veces la tardanza se imprimía en una mancha; el error en una serie de líneas superpuestas a las palabras, oraciones y hasta preposiciones equivocadas. Las líneas que intentábamos horizontales y que regularmente tendían a escaparse estaban llenas de subíndices indicando cambio de palabra, había flechas hacia todas direcciones redireccionándolas también. Siempre resultaba evidente la duda y la excitación en los cambios de letra: continuo y apretado para la claridad y lento y grande para la duda. A veces una hoja en blanco sólo lograba ser vencida con el comienzo de una frase que no encontraba eslabones dentro de una tentativa de narrativa forzada en mi cabeza.
Cuando una idea lograba aclararse entre tanto lío formal, si me gustaba, había que pasarla "en limpio" a una nueva hoja, y esa hoja llevaba consigo, tras de sí, muy en el fondo, la otra sí misma: la de las manchas y las flechas y los borrones de odio, la que guardaba el secreto del tránsito de una idea a su traducción al sistema. El mapa de los estragos de la mente.
Ahora no hay evidencias. Nuestros productos aparecen inmaculados, sin memoria. Nuestros dedos han dejado de danzar por las palabras, sólo dan saltos.

lunes, 31 de mayo de 2010

Eterno consuelo

Se terminaron las noches agobiantes de tormentosos sentimientos y dolores.
Hubo un roce de palabras; una madrugada se encontraron dentro de la misma carrera de incesantes murmullos quejumbrosos, en una llamada telefónica, el "odio" y el "orgasmo" (no conseguido), chocaron, se tocaron, y en la chispa se vino la esperanza de alegría.
Lo siguiente fue otra llamada, al psiquiatra. Con el psiquiatra fue de nuevo llorar y decir "no puedo más" y esas fueron las tres palabras que me dieron acceso al papel ansiado: receta médica. Así como a otros compromisos y torturas: jalones de pelo, insultos a mi inteligencia e infinitas citas para resolver el problema "real"-dícese con eco fantasmal.
Mientras mi verdadera cura se erige en un espacio de agenda; una dos tres cuatro... siete ocho.. nueve (por gusto) gotitas caen en mi jugo, que ya no puede ser té gracias a otros padecimientos, y aseguran el sueño noche tras noche. Sucede en algún punto entre blog y blog que comienzo a ver borroso y escribir mal y felizmente sé que ha llegado la hora de dormir. Pongo pantalla contra teclado en un movimiento rápido y me acuesto sobre el espacio que antes ocupara mi almohada (ahora temo usarla) a continuación: muerte de entre siete y diez horas. A veces algún sueño macabro se cuela por la mañana y despierto de mal humor, para lo que tengo otra cápsula mágica.
Mi verdadera cura está ahí, esperando, dosificada según dictan los astros por mis doctores en dos citas por semana a horarios convenientes. Me dejaron sin espacios en blanco, o en espacio blanco: cita-preguntas-llanto-regaño-receta-farmacia-vaso con agua-tragar-pensar-pensar-pensar-tranquilidad-ZAS! toca el turno al dolor en las vías urinarias, es muy tedioso como para describirlo completo.
Mentí, lo hago siempre, sí llevo una vida semiparalela. Me escondo en el fondo de un pasillo decorado de árbol de cuyas ramas cuelgan faldas, collares, vestidos, diademas, mascadas, bolsos, moños y zapatos que huelen a frutas. Aquí anido, desde aquí escribo, aquí en el fondo.

miércoles, 26 de mayo de 2010

¡Muerte a las ideas!

Tuve una idea, algo sobre lo cual escribir. Mi primer impulso fue abrir el blog (este) y describirla pero pensé que sería mucho más prudente escribirla antes de mandarla a la redemuerte, así que abrí una nota adhesiva (o su equivalente en versión electrónica) y de inmediato la idea murió. Fue descomponiéndose vertiginosamente en palabras-conceptos separados por comas, después de cuatro palabras espasmódicas era todo; mi idea exhibicionista había rechazado mi recato y me abandonó. No puedo acceder a ella, desapareció, la he olvidado. A partir de las palabras que dejó puedo decir que incluía siete días y sucesos constantes; seguramente habría dicho que salí a caminar, que pasé de cinco a siete horas viendo series de televisión por internet, que no logré leer más de veinte páginas de mi libro en turno: que los turnos se están volviendo muy largos, pero no sé cómo lo habría dictado... Qué más da. Debió ser una mala idea.
Ahora digo "tuve una idea", comienzo diciendo "tuve una idea" aunque debería decir "aborté una idea".

sábado, 15 de mayo de 2010

Caminata nocturna

En lugar de estar haciendo fila afuera de un bar o salón de eventos paseábamos a Reiko. A mí me preocupaba comenzar a verme vieja al lado de esos rostros feos pero infantiles que pululan la vida nocturna con tanto entusiasmo, a ti te preocupaba el patetismo de nuestra caminata familiar. Creo que nos preocupaba lo mismo, sólo que tú no te sentiste resignado sino apresado y (en cuanto a mi preocupación) envejecer es inevitable. Ahora, decir "envejecer" a los veinte puede sonar melodramático, lo sé. Soy una pronta vieja melodramática.
Cuando te fuiste Reiko se quedó viendo hacia la calle y buscándote en otros autos. La vi alerta; con las orejas paradas y el cuerpo tenso, con la vida dirigida en dirección de tu partida, preguntándose, de esa forma en que los perros preguntan con los ojos y las orejas y esperan respuesta, qué había pasado contigo. Creo que esperaba atenta tu regreso.
En lugar de dormir y detener el paso del velo de la edad sobre mi rostro escribo esto porque estoy cansada y dormir no se me da cuando mi vejiga amenaza con montarme un drama.

Just another sick dream

Andábamos mi mamá y yo caminando por un barrio descuidado, lleno de transeúntes y habitantes, sucio, con casas grandes ocultas por ramas, cables y basura. Gris. Toda la actividad de la calle hacía olvidar un poco las edificaciones decadentes.
Llegamos a nuestro destino, visitábamos la casa-refugio que mi tía había restaurado para acoger a niños que hubieran sufrido abuso sexual. Era una casa de ladrillo, poco patio, muy amplia por dentro, escaleras y armarios de madera blanca gastada.
Ella nos esperaba en la entrada, nos presentó a los atormentados habitantes; lucían todos muy contentos en sus atavíos exageradamente infantiles, como si intentaran regresarles algo de su virginidad e inocencia haciéndoles usar ropas representativas de la niñez. Nos mostró la casa: arriba el pasillo cuadraba el espacio y conducía a cinco habitaciones; del lado izquierdo las de las niñas, del lado derecho las de los niños. No vi más, me pareció que tendría tiempo después, nuestra estancia sería de varios días. Bajé a curiosear e intenté abrir la puerta triangulada bajo la escalera, la madera estaba vieja, la pintura se caía y la puerta no cedía. Cedió por fin de un empujón y antes de que lograra asomarme una voz aguda y agitada me pidió que no entrara, volteé a verla, era una niña de unos diez años: era blanca, pelirroja, llevaba el cabello ondulado y largo en una coleta baja y un vestido rosa apagado. Dejé la puerta, me acerqué preguntando por qué no había de entrar. De inmediato imaginé que ahí les torturaban, imaginé una mesa con ataduras y un verdugo sucio y gordo que servía a mi tía y a los "voluntarios", imaginé orgías alrededor de los pequeños cuerpos resignados y sentí horror, indignación. Ella no dijo nada. Se fue y comenzó a subir las escaleras, corrí tras ella furiosa, decidida a hacerla confesar, la alcancé en la mitad de su ascenso, me tumbé, la lleve hacia mi entrepierna y sostuve su cabeza roja sin enfrentarme a forcejeos. La solté, se fue. Me quedé ahí jadeando por un momento con la piel húmeda e hinchada, luego me paré de un salto para irla a buscar (CALLA CULPABLE CALLA CULPABLE PERDÓNAME). No la encontraba, comencé a llorar, entré en el cuarto donde sabía que dormía, vi su cama, sus vestidos y ella no aparecía. Busqué por el resto de las habitaciones sin éxito.
Estaba confundida, estaba aliviada de su desaparición.

domingo, 9 de mayo de 2010

El día en que el hombre nació

Intento una oración tímida desde mis labios tiesos y avergonzados; ruego por tu felicidad y tal vez por un poco de gracia para desearla. Me recreo, egoísta quizás, en la belleza de tu existencia y sonrío, y luego de nuevo me siento acongojada por no saber pedir por ti.
No sé rezar amor mío pero si supiera diría alabanzas en tu nombre. No sé cómo decir las ráfagas de amor que siento.

domingo, 2 de mayo de 2010

Fotos

Tal vez tenemos fotografías de cuando éramos pequeños enmarcadas en nuestros departamentos porque esa niña nos parece linda, simpática o bonita y es reconfortante verla y pensar "soy yo" y al mismo tiempo no serlo más pero seguir emparentado. Como si fuera nuestra hermana en el tiempo. Somos nuestra propia hermana en el tiempo.

martes, 27 de abril de 2010

Ama de casa

Como consejo paternal redescubierto (todas esas palabras llanas un día cobran carne y forma) caigo en cuenta de que limpiar y cocinar funcionan mejor que cualquier ansiolítico fomentador del ocio. Antes jamás lo habría considerado, especialmente no cuando limpiar-y-cocinar gritaban "SUBLEVACIÓN, SERVIDUMBRE, MUJER CORRIENTE" a los oídos de aquella adolescente ensimismada que soñaba con una vida en la dimensión desconocida de las mujeres independientes. La verdad es que una se cansa de sacar el pie de un charco para meterlo en otro; y aquella adolescente ya me ha metido en suficientes ciénegas, lagunas y demás como para seguirla complaciendo.
Desde mi pedestal de mujer mayor y cansada digo "Basta de psiquiatras, ahora lo vamos a hacer a mi manera"

lunes, 19 de abril de 2010

"Ah"

Cuando somos felices igual que si estamos tristes la vida nos pasa por un lado y sólo volteamos y decimos "ah!".

lunes, 12 de abril de 2010

"i love..."

Todos estos cúmulos de letras-palabras azarosas parecen una catarsis inadvertida que funciona a través del supuesto amor por los objetos. No queda mucho por amar, no queda amor entre los cuerpos huecos (cabezas huecas) que andan evitando que los atrape un alma; no queda más que cerrar las ventanas y decir "amo esos zapatos".

domingo, 4 de abril de 2010

El odio a las 4:30

El hambre, el dolor; o lo que con sus nombres conozco.

lunes, 29 de marzo de 2010

Náusea nocturna

Ninguna figura cruza el plano; blanco, blanco. Sola, vacía, la pared espera. Veo mis manos iluminadas por la pantalla en las tinieblas, se ven obscuras y llenas de pequeños triángulos que las surcan. El ruido afuera es inmenso e insoportable. Dentro las sombras crecen y llenan el cuadro pero no hay sueño.

viernes, 26 de marzo de 2010

"y las horas pasan y yo no me duermo"

Las manecillas andan en círculos y dejan tras de sí horas-números sobre los que en el tiempo exacto han de volver a posarse. Los mismos números usurpando distintos días; ¿o los mismos?.
El sol está oculto ahora a mis ventanas, pero próximo a aparecer; la luna lanza velos de locura y de misterio.

Confundida

No sé qué más querrá de mí. Me llena la cabeza de vestidos, zapatos, anillos, precios, imágenes... Nada memorable. Me duele el cuello y la garganta. Tengo hambre y calor. Estoy harta de no tener una lámpara de buró.

martes, 23 de marzo de 2010

Condenada a esperar

Soñé que nevaba dentro de Sanborns. Había una fiesta, íbamos vestidos de gala, hacía frío. Por los pasillos nevados encontraba jaulas de animales domésticos, como en un videojuego tenía que liberarlos. Yo era la agitadora condenada a muerte al siguiente día. No quería que me mataran, tenía miedo, estaba renuente a llegar a la cita; arrepentida de aceptar condena antes que juicio, odiaba mi pereza, lamentaba la imperial indiferencia con que había conducido mi vida.
Llegamos al destino, yo esperaba hablar con alguien y aclarar el malentendido. En la sala de espera el tiempo corrió, pasó la hora de mi cita, nadie llamó mi nombre para ser ejecutada. Sentí alivio, angustia y la urgencia de salir de ahí antes de que me llamaran. Bendita burocracia ineficiente!

lunes, 22 de marzo de 2010

No es insomnio lo que tengo; es un terrible sueño mal acostumbrado a no dormir hasta tarde (reloj invertido, pues), sueño que se siente cómodo consumiéndose por la mañana, sueño imposible plagado de pesadillas, gente nueva y loca, supermercados-laberinto, libros encerrados en plástico, zapatos brillantes, culpa, sueños parafílicos, caricaturas de mi vida... He meditado al respecto. La noche quiere que me diga algo, quiere culparme, me tortura y me hace compañía.