Tras mi propio rastro- Hechizos

jueves, 30 de septiembre de 2010

Cuando lo escribí le llamé "Sueñicidio"



-Primer cuadro-
Me despierto consternada en el asiento del copiloto. Es de madrugada, mi hermano nos conduce por un camino que no conoce, es un camino hecho por los autos, cruza un pueblo sumido en el bosque. No hago preguntas, sólo me incorporo, él se ve contento. No muy lejos hay una mujer caminando por el centro, sonríe, es muy rubia y pálida, lleva un vestido verde y un ojo pintado del mismo color. Mi hermano para junto a ella, que sigue sonriendo, comienzan a hablar y en un parpadeo ya está sentada en el asiento del conductor, coqueta sobre los muslos del que conduce. Habla poco y sabe del amor. Los lugares se invierten. Veo a mi hermano convertirse en niño en su regazo, sonreír, retorcerse como un pez. Ambos sonríen y sus ojos resplandecen. Imagen: una lengua tensa apuntando hacia arriba, ni una palabra.
-Segundo cuadro-
Estamos caminando, subiendo la selva, tú y yo. Voy abatida tras de ti. Él ya había intentado suicidarse, lo sabes, pero “no te enteras, ¿cierto? - digo con pesadumbre - está muerto”.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Tiempos


Vivíamos entonces las dos en un pueblo húmedo y aislado, teníamos la misma edad con dos meses de diferencia: ella Géminis, yo Virgo. No nos llevamos bien hasta que entramos en la pubertad; yo la consideraba tosca y mentirosa, además del resentimiento que le guardaba por ser la consentida de nuestros abuelos. Estoy segura de que yo no le gustaba mucho tampoco... Sin embargo comenzamos a acercarnos, la casa de los abuelos era siempre nuestro punto de encuentro, tenía ventajas: el abuelo entraba y salía y a veces se perdía a la abuela; la abuela pasaba la mayor parte del tiempo en su habitación, sentada en ese sillón rosa que tan alto le quedaba o en la cocina, fumando y hojeando el periódico; el resto de la casa era nuestra, igual que la calle, pues podíamos salir sin que se enteraran. Y eso hacíamos, después de recolectar dinero nos dirigíamos al videoclub y con la membresía del Señor Ter-Veen rentábamos películas, no sé si las películas eran muy baratas o robábamos para rentar muchas (o tal vez el dinero nos era dado cariñosamente) pero recuerdo aquel tiempo lleno de filmes de todo tipo, recuerdo que a veces rentábamos clasificación C y las escondíamos después de verlas, generaban multas y toda la familia se enteraba. Vimos muchas, muchas muchas. Y hoy, años después, unos 8, recordé una que adorábamos: All i wanna do, era perfecta para nosotras, transcurría en los 60's, un grupo de amigas en un internado para señoritas combatían la reforma de la escuela para admitir hombres, y la combatían de la mejor (y única) forma, intimidándolos con sus efervescentes hormonas. Porque, ahora que lo pienso, a esa edad es todo lo que tenemos. Aquellos días crecer significaba hablar de menstruación, cólicos y tampones, de métodos anticonceptivos, usar lápiz labial, era insinuártele a un chico con todo el atrevimiento sin tener idea del paso siguiente. Kirsten Dunst era nuestra favorita. The Virgin Suicides vendría después.
Lo recuerdo todo con nostalgia, de mi pubertad y por alguna razón los 60's. Esos vestidos, faldas y zapatos, todos los objetos, colores y estampados. De mí misma admirando la belleza y actitud de esas chicas, de mí y mi prima queriendo ser grandes. Entonces teníamos pantuflas peludas con plataforma, las suyas negras, las mías rojas.
"And the moon, and the stars" repetíamos entre cantando y recitando muertas de risa.


jueves, 9 de septiembre de 2010

Dearest ghosts


Despierto luego del sueño inducido por el dolor de mis anginas infectadas. Siempre he sufrido de las anginas, habría sido buena idea que me las removieran, dicen que el tratamiento de recuperación consiste en comer mucho helado. Dolorida extiendo los brazos y manoteo mi laptop hasta abrirla y lograr teclear la dirección del sitio en el que tan cómoda me siento: facebook. Ahora, facebook es un lugar donde convergen las más malignas mujeres con el más bueno de los hombres, esto es, mi novio y sus antiguos "queveres". Lo de antiguos viene de que están impresos en fotografías. Yo las había visto antes, algunas, y no es ninguna novedad que el fotógrafo fotografía lo que más le gusta o/y tiene a la mano. Pero vaya sorpresa la que me esperaba. Dentro de las muchas novedades que facebook me invitaba a conocer apareció una mancha colorida recortada en rectángulos llena de caritas malévolas que me sonreían (aunque algunas sólo miraban a un lado o a la cámara con tristeza) y decían "yo estuve aquí antes -o al mismo tiempo- que tú". Incrédula me acerqué al estampado del diablo para verlo mejor. Ellas estaban ahí, por todas partes, enfiladas en terrazas, pasillos o el departamento del cruel novio... "¿Por qué?" fue mi primera pregunta. No entendía por qué querría el hombre bueno aventarme en la cara cartas incisivas con la insignia "ha habido otras". El collage de las amigas o amigas cariñosas le llegó a mi tranquilidad como aire frío a cuerpo desnudo (y enfermo en este caso). Las miré, una por una, atenta al gesto, al fondo, a lo que pasó antes, a lo que pasó después, a las palabras dichas, a los mensajes en las miradas, a los gemidos, a las sonrisas... y aquel hombre cobró fuerza de repente. El santo se convirtió en torturador. Recobraba su pasado. Su pasado con otras mujeres. Otras mujeres que yo nunca fui, no soy y probablemente no tenga la capacidad de ser; hasta ahora sólo he logrado ser una (y quizás alguna otra ha aflorado cuando estoy borracha). Pienso en las vidas que no llevé, en las cosas que no sé, en la limitaciones de ser una con otro. Ahora otra vez tomo conciencia de esas vidas imposibles, de los fantasmas de mí misma que viven un poco en cada otra, y cuando esa otra comparte contigo la convivencia con un hombre el fantasma parece tomar forma y elevarse frente a ti, triunfante, declarando "Yo sí existo".
Me dan ganas de organizar "Treblinka for pictures of ladies before you" (esto sí es una broma).
Pienso en el amor y en los fantasmas y no puedo sino alegrarme de ser carne para sus manos y eco de su risa... pienso en todas las cosas que pasan cuando dos están ahí, de la mano en el torbellino.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Rojo y rosa

Van dos noches consecutivas en las que en mis sueños ocurren suicidios. Anteayer se suicidó mi prima: ajó su cuerpo entero y sangrante recorrió los cuartos de su casa, se cortó una mano y se arrastró hasta morir. Yo lloraba. Anoche Reiko saltó por la ventana y yo desperté gritando "¡No!". Anteayer también compré mucho maquillaje, en sueños, y el ansia continúa.