Tras mi propio rastro- Hechizos

lunes, 23 de mayo de 2011

La angustia de saber que no existimos hasta que la luz nos concede sombra.

viernes, 13 de mayo de 2011

Viernes 13

Alguien tocaba el timbre con insistencia, 6 veces era ya demasiado. Pensó que seguramente se trataba de alguien a quien le urgía saber de ella, cerciorar que se encontraba bien; pero no quería abrir, aunque la idea de que la buscaran con semejante ferocidad la consternaba. Se dijo que si timbraban una séptima vez acudiría a contestar. El timbre sonó de nuevo. Era la portera, preguntando si iba a querer agua. Respondió que no.

jueves, 5 de mayo de 2011

Una ilusión sostenida

La conversación amigable con un escritor a la que habían sido invitados, se había convertido hacía ya quince minutos en un soliloquio desenfrenado, a modo de defensa, del autor de las microficciones acerca de los comienzos de la novela; los libros artúricos, las cortes francesas del siglo XIII, etimologías italianas, larguísimos procesos de asimilación, la arbitrariedad de los géneros literarios...

Ella dio un vistazo a su celular para revisar la hora, lo guardó, tomó su bolso cuidando no hacer ruido, empujó la silla hacia atrás y se levantó, a punto de dar la espalda volteó y le lanzó al escritor angustiado de párpados obscuros un beso que sopló desde las yemas de sus dedos...

Cuando volvió a escuchar, el monólogo continuaba y ella seguía sentada. Apoyó su cabeza en la mano de la que bien podría despegar un beso.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Gente

Siento pena por los so llamados poetas que rondan las universidades impresionando jovencitas. Caminan los pasillos con camisas muy ajustadas u holgadas, pantalones de mezclilla casi blancos o trajes formales baratos siempre grandes y zapatos deportivos muy llamativos. Se descuidan el cabello y la barba, probablemente para que el ingenio encuentre nido si decide visitarlos. Cuando hablan en público es evidente su escuela, todos entonan igual, extienden las mismas vocales, hacen pausas después de las mismas palabras (además están seguros de estar develándonos el universo mientras nos hablan). Luego, en la intimidad de sus fantasías, que para poder leer en público denominan poemas, hablan de desgarrar unos muslos tiernos y blancos que, todos sabemos, jamás han visto o tocado y tampoco están destinados a conocer.
Pero está bien sentir pena por ellos porque en la inmensa belleza del mundo, ellos también sienten pena por mí.

lunes, 2 de mayo de 2011

Lust

Voy a coger el deseo de la carne y lo voy a ahogar, esta tarde, en palabras impresas; mañana bien podrán ser chocolates.