Tras mi propio rastro- Hechizos

miércoles, 1 de diciembre de 2010

El amor por etapas

Primera: Despiertas (rozando el sol el cenit) y te diriges al cuarto de baño; al cruzar el umbral una ráfaga de ternura te embarga cuando tus ojos revelan el asiento del escusado arriba.

Segunda: Ya abajo el asiento y en uso, piensas en cómo hubiera sido si en lugar de tener "la urgencia" en la mañana-tarde hubiese llegado en la madrugada y tu nivel de urgencia-somnolencia no te permitiesen ver el asiento arriba: habrías caído y quedado atrapada pataleando en la malévola taza de agua.

Tercera: Inmediatamente armas un discurso acerca de la importancia de pensar en el otro: sus necesidades, sus deseos, caprichos, manías y especialmente las reglas de tu departamento. Tomas el teléfono.

Cuarta: Dejas el teléfono sin haberlo usado, agradeces no haber muerto ahogada y tener alguien que ponga peligro en tu vida.

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