Tras mi propio rastro- Hechizos

domingo, 9 de mayo de 2010

El día en que el hombre nació

Intento una oración tímida desde mis labios tiesos y avergonzados; ruego por tu felicidad y tal vez por un poco de gracia para desearla. Me recreo, egoísta quizás, en la belleza de tu existencia y sonrío, y luego de nuevo me siento acongojada por no saber pedir por ti.
No sé rezar amor mío pero si supiera diría alabanzas en tu nombre. No sé cómo decir las ráfagas de amor que siento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario