Tras mi propio rastro- Hechizos

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Mosaico de algún amor

Foto de Manuel Marañón http://www.underdogph.com/
Have you ever been in love? preguntó él a mitad de la conversación la noche en que se conocieron, cambiando el español por el inglés, lo cotidiano por lo trascendente y ella, acercándose y sacudiendo ligeramente la melena para ocultar el pudor, dijo que no.
Tenía que suceder esa noche. Las entrañas de él supieron que era la mujer indicada, que, probablemente no habría en todo el bar otra mujer hermosa a la que no hubieran ya sometido los arrebatos de los enamorados.
Ella no se preguntó demasiado; estaba tomada por el deseo. Los puntos claves habían sido llenados: era guapo dentro de sus estándares, tenía una conversación llena de toques sardónicos, la encontraba atractiva y estaba evidentemente interesado en lo que tenía que decir.
Pasaron los meses y el "sexo apasionado" comenzó a ser tomado por apasionadas discusiones acerca de los más absurdos asuntos y adelante los bramidos de desacuerdo reinaron sobre sus mentes y oídos. No pasó mucho y los objetos comenzaron a destrozarse contra las paredes, pisos y extremidades. No pasó mucho más cuando las extremidades comenzaron a destrozarse contra el cuerpo del otro. Y entre todo el bullicio, los escombros y esa cadena tirada por la fuerza del amor, recordaba aquellas palabras interrogativas deseando poder decir otra vez que no.

martes, 28 de diciembre de 2010

Los horrores

Hay muchos tipos de horrores; el típico horror decembrino consiste en recibir prendas de ropa que no te gustan o te quedan chicas.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Puerto

El viento sopla fuerte y me hace reducir la velocidad. Mi cabello baila y se enreda en montones alrededor y sobre mi rostro. Contra el agua azul-plateada a unos metros; más cerca de la playa, se ve una figura negra que se mueve aun más lento que yo, oscila y regresa sus pasos.
Huele a mar.
Años atrás mi madre y un niño (el único) que vivía cerca de mi antigua casa encontraban diversión al señalarme la playa "Mar, mira el mar".
El sol ya se ocultó hace algunos minutos pero su resplandor ilumina todavía esta playa hinchada.  Mi camino lleno de arena se va oscureciendo conforme mis pasos se adelantan y dejan atrás más viento y palmeras sacudiéndose. Comienza a hacer más frío.
La música suena fuerte en mis oídos. Fuera de estos audífonos suena a soledad, a vacío, a noche joven y a yates viejos, enmoheciéndose varados uno al lado de otro, igual que los turistas ancianos que miran desde sus terrazas blancas el horizonte.
Yo voy, sigo andando, paralela al mar en sus ondulaciones.

martes, 21 de diciembre de 2010

Carretera

Ningún otro navegante, este pareciera ser sólo mi camino. Unas escasas líneas pardas alrededor denotan el resto del mundo y en lo iluminado del frente los fantasmas pasan, se suceden, uno tras otro, idénticos y en la mecánica de siempre: destellando y extinguiéndose para siempre en el pasado.
Y lejos -pero no tan lejos para desesperanzar- aparecen las primeras luces de la ciudad.
Conforme me acerco se vuelve más difícil distinguir las luces de los fantasmas deslumbrantes, que en su fila más y más apretada, iluminan con tanta intensidad que mezclan el pasajero camino con el futuro resplandeciente.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Ver fotos

Ver antiguas fotografías de ti y pensar que en ese tiempo no te conocía; o no estábamos juntos, me parece escandaloso. Me cuesta al reconocer tu cuello, tu boca (tu lengua), tus ojos y tus hombros desligarlos de mis manos y mis besos.
Ahora que hace frío lamento que no podamos pasar tanto tiempo desnudos. A veces lamento también que no tengamos una terraza para tomar el sol y que mi departamento sea tan pequeño.
Nos decimos o me digo con suficiencia que ya somos grandes y nos queda sobrado ser eufóricos o nostálgicos, pero -vamos- ¿qué sabemos nosotros del amor?

viernes, 10 de diciembre de 2010

Magazines, wish lists and stupid girls

Es la primera vez que pongo un título en inglés, según recuerdo y no he comprobado. Recuerdo "Stupid girl" porque hace una semana un amigo me recordó al poner "I think i'm paranoid" cuánto me gusta Garbage y desde entonces pongo una que otra canción suya de vez en cuando y la canto (repetidas veces), y, claro, porque me siento distanciada de muchas mujeres -yo soy del tipo sin amigas- y en mi suprema soledad crítica he llegado a la conclusión de que son, todas, unas estúpidas. Las razones no las expondré por riesgo de sonar egocéntrica y engreída.
Mis últimas semanas las he pasado viendo ropa en línea, agregándola a mi wishlist y esperando a que se agoten las piezas para volver a empezar. Ni siquiera voy a comprar, como seguramente se dedujo, sólo me estoy entrenando para mis verdaderas compras navideñas.
No tengo ganas de despertar; no hay nada a qué despertar. Espero tomar mi vuelo el miércoles y comer comer comer, ver a mi familia, extrañar a mi novio y mi mascota, dormir y despertar en una casa que huele a pino y envolver regalos. Quiero regresar a la puerta de una nueva vida, quiero que la gente deje de conducir su automóvil como imbécil, quiero aprender a escribir, quiero unos bonitos zapatos cómodos para ir a la escuela y ser la mejor alumna, quiero que Reiko deje, para siempre, de acostarse sobre la ropa que dejo en el suelo, quiero que el espacio de mi departamento se duplique... Quiero muchas cosas y sé que parcialmente las voy a conseguir, y aun entonces, no voy a querer levantarme. Por lo pronto me dedico a hacer mi maleta.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

El amor por etapas

Primera: Despiertas (rozando el sol el cenit) y te diriges al cuarto de baño; al cruzar el umbral una ráfaga de ternura te embarga cuando tus ojos revelan el asiento del escusado arriba.

Segunda: Ya abajo el asiento y en uso, piensas en cómo hubiera sido si en lugar de tener "la urgencia" en la mañana-tarde hubiese llegado en la madrugada y tu nivel de urgencia-somnolencia no te permitiesen ver el asiento arriba: habrías caído y quedado atrapada pataleando en la malévola taza de agua.

Tercera: Inmediatamente armas un discurso acerca de la importancia de pensar en el otro: sus necesidades, sus deseos, caprichos, manías y especialmente las reglas de tu departamento. Tomas el teléfono.

Cuarta: Dejas el teléfono sin haberlo usado, agradeces no haber muerto ahogada y tener alguien que ponga peligro en tu vida.