Tras mi propio rastro- Hechizos

miércoles, 26 de mayo de 2010

¡Muerte a las ideas!

Tuve una idea, algo sobre lo cual escribir. Mi primer impulso fue abrir el blog (este) y describirla pero pensé que sería mucho más prudente escribirla antes de mandarla a la redemuerte, así que abrí una nota adhesiva (o su equivalente en versión electrónica) y de inmediato la idea murió. Fue descomponiéndose vertiginosamente en palabras-conceptos separados por comas, después de cuatro palabras espasmódicas era todo; mi idea exhibicionista había rechazado mi recato y me abandonó. No puedo acceder a ella, desapareció, la he olvidado. A partir de las palabras que dejó puedo decir que incluía siete días y sucesos constantes; seguramente habría dicho que salí a caminar, que pasé de cinco a siete horas viendo series de televisión por internet, que no logré leer más de veinte páginas de mi libro en turno: que los turnos se están volviendo muy largos, pero no sé cómo lo habría dictado... Qué más da. Debió ser una mala idea.
Ahora digo "tuve una idea", comienzo diciendo "tuve una idea" aunque debería decir "aborté una idea".

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