Tras mi propio rastro- Hechizos

viernes, 25 de mayo de 2012

Síntoma

De alguna forma yo sabía que tú sabías que hoy no era un buen día para mí. Hoy no es un buen día. Si hubiéramos ido a cenar yo habría sido grosera con el mesero, habría cuestionado tu elección de atuendo, habría dicho que tengo náusea y mi plato se habría ido conmigo en un envoltorio a casa. Debiste notarlo por la mañana, cuando comencé a vestirme para salir, frente a la cama, mientras tú seguías acostado, y yo no quería más que regresar a tu lado y tener sexo y dormir de nuevo. 
Lloré mucho, soñé con mi madre y desperté segura de que mi hermano había muerto hace algunos años y yo había estado negándolo hasta hoy, tuve que concentrarme para comprobar que no fue así, todavía me lastima la certeza rebatida, la herida fue real por un rato. Duele. 
Dormí con una ventana abierta y sonó "Where's your head at" no sé si solo en mi cabeza o si la pusieron en el local de la esquina, abajo, en la calle. 
Tú yo yo no hemos hablado, yo estuve dormida y llorando toda la tarde, debes ir por ahí seguro de que no hace falta hablar hoy porque mañana ya habré olvidado y porque ya sabes que hoy lo único que puedo hacer es hablar incesantemente de lo mal que me siento y lo mal que van las cosas y lo mucho que extraño a mi hermano, que no ha muerto, y que necesito reajustar mis medicamentos y esto, ya lo sabemos. 
El día ha sido tan malo y lo que yo no sé -pero sí sé porque yo lo sé todo cuando escribo- es si pudo ser distinto, pero entonces confío en que tú sabrías y me tranquilizo.