Tras mi propio rastro- Hechizos

jueves, 9 de septiembre de 2010

Dearest ghosts


Despierto luego del sueño inducido por el dolor de mis anginas infectadas. Siempre he sufrido de las anginas, habría sido buena idea que me las removieran, dicen que el tratamiento de recuperación consiste en comer mucho helado. Dolorida extiendo los brazos y manoteo mi laptop hasta abrirla y lograr teclear la dirección del sitio en el que tan cómoda me siento: facebook. Ahora, facebook es un lugar donde convergen las más malignas mujeres con el más bueno de los hombres, esto es, mi novio y sus antiguos "queveres". Lo de antiguos viene de que están impresos en fotografías. Yo las había visto antes, algunas, y no es ninguna novedad que el fotógrafo fotografía lo que más le gusta o/y tiene a la mano. Pero vaya sorpresa la que me esperaba. Dentro de las muchas novedades que facebook me invitaba a conocer apareció una mancha colorida recortada en rectángulos llena de caritas malévolas que me sonreían (aunque algunas sólo miraban a un lado o a la cámara con tristeza) y decían "yo estuve aquí antes -o al mismo tiempo- que tú". Incrédula me acerqué al estampado del diablo para verlo mejor. Ellas estaban ahí, por todas partes, enfiladas en terrazas, pasillos o el departamento del cruel novio... "¿Por qué?" fue mi primera pregunta. No entendía por qué querría el hombre bueno aventarme en la cara cartas incisivas con la insignia "ha habido otras". El collage de las amigas o amigas cariñosas le llegó a mi tranquilidad como aire frío a cuerpo desnudo (y enfermo en este caso). Las miré, una por una, atenta al gesto, al fondo, a lo que pasó antes, a lo que pasó después, a las palabras dichas, a los mensajes en las miradas, a los gemidos, a las sonrisas... y aquel hombre cobró fuerza de repente. El santo se convirtió en torturador. Recobraba su pasado. Su pasado con otras mujeres. Otras mujeres que yo nunca fui, no soy y probablemente no tenga la capacidad de ser; hasta ahora sólo he logrado ser una (y quizás alguna otra ha aflorado cuando estoy borracha). Pienso en las vidas que no llevé, en las cosas que no sé, en la limitaciones de ser una con otro. Ahora otra vez tomo conciencia de esas vidas imposibles, de los fantasmas de mí misma que viven un poco en cada otra, y cuando esa otra comparte contigo la convivencia con un hombre el fantasma parece tomar forma y elevarse frente a ti, triunfante, declarando "Yo sí existo".
Me dan ganas de organizar "Treblinka for pictures of ladies before you" (esto sí es una broma).
Pienso en el amor y en los fantasmas y no puedo sino alegrarme de ser carne para sus manos y eco de su risa... pienso en todas las cosas que pasan cuando dos están ahí, de la mano en el torbellino.

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