Tras mi propio rastro- Hechizos

jueves, 30 de septiembre de 2010

Cuando lo escribí le llamé "Sueñicidio"



-Primer cuadro-
Me despierto consternada en el asiento del copiloto. Es de madrugada, mi hermano nos conduce por un camino que no conoce, es un camino hecho por los autos, cruza un pueblo sumido en el bosque. No hago preguntas, sólo me incorporo, él se ve contento. No muy lejos hay una mujer caminando por el centro, sonríe, es muy rubia y pálida, lleva un vestido verde y un ojo pintado del mismo color. Mi hermano para junto a ella, que sigue sonriendo, comienzan a hablar y en un parpadeo ya está sentada en el asiento del conductor, coqueta sobre los muslos del que conduce. Habla poco y sabe del amor. Los lugares se invierten. Veo a mi hermano convertirse en niño en su regazo, sonreír, retorcerse como un pez. Ambos sonríen y sus ojos resplandecen. Imagen: una lengua tensa apuntando hacia arriba, ni una palabra.
-Segundo cuadro-
Estamos caminando, subiendo la selva, tú y yo. Voy abatida tras de ti. Él ya había intentado suicidarse, lo sabes, pero “no te enteras, ¿cierto? - digo con pesadumbre - está muerto”.

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