Decimos que de esto se trata la vida; un café regado bajo los pies de un grupo de mujeres estridentes y mitoteras y un joven mesero con ganas de matarlas a todas (o tal vez soy yo), un grupo de mujeres tontas y mal vestidas preguntando a una niña que no sabe hablar "¿quién lo tiró? ¿quién lo tiró?" y una niña sentada en el regazo de quién supongo su padre que abre mucho los ojos, balbucea y mueve las manos sin ver a nadie. O tal vez una pareja, al lado, uno intentando escribir un manifiesto; logrando únicamente terminarse el café, y otro intentando decir algo, en sus afanes de trascendencia, de lo que pasa mientras espera.
Tras mi propio rastro- Hechizos
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