Tras mi propio rastro- Hechizos

domingo, 4 de marzo de 2012

Gris de noche

Los paseos nocturnos de Reiko se han convertido en más que mera responsabilidad como dueña, es mi oportunidad diaria de reconciliarme con el Centro Histórico. Caminando, encuentro a los durmientes bultos variopintos sembrados entre las macizas columnas de roca frente al Zócalo; una cuadra entera de gris, paredes rojizas, pero apagadas, banqueta de cemento, botes de acero, y junto al bote una festiva cajita de La Ideal, con motivos azules y blancos, ligeramente salpicados de rojo; más adelante, junto al bote de la basura otra vez, botellas de licor barato y después; una mujer leyendo, sentada en la maceta de un árbol de tronco gris, leyendo, extrañamente, a la luz de un farol en mitad de la noche. La gringa vagabunda, por el final de otra cuadra, intentando estafarme por enésima vez. Y ya llegando a la calle de Motolinia surge una incesante comezón en el pezón izquierdo que exige mi mayor creatividad apaciguar. Hay días en que todo esto resulta inspirador y pienso que si escribiera algo, tendría que ser sobre las impresiones que tengo de este lugar.

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