Los zapatos caminaban con descuido por la calle, justo debajo del borde de la banqueta; como en un ligero acto de rebelión. Cinco pasos cortos, dos largos, pasos inconstantes, saltos en la memoria. Van los pies hinchados dentro de unas botas rojas de piel, aunque adoloridos renuentes a llegar. A dónde iban no sabían, pero los influjos eléctricos desmedidos que recibían de arriba les decían que probablemente esa noche terminarían golpeados contra las paredes y arrastrados por el suelo. Ella siempre prefiere huir con los pies descalzos.
Tras mi propio rastro- Hechizos
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