Tras mi propio rastro- Hechizos

domingo, 28 de julio de 2013

Somewhat

Me pregunto si se pueden sobrevivir setenta años sumida en la indiferencia, en medio de un bostezo. Estoy ahuecando mi cama de tantas vacaciones. El hoyo negro sigue succionando todas las posibilidades de felicidad, cifrando nuevas cada vez más complejas.
No hay miradas interminables al techo sin grietas de mi departamento, como las novelas me enseñaron que hacen los protagonistas tribulativos. Las grietas del techo van bien con las dudas existenciales, y como yo no tengo más pesares que no poder comprar un par de botas caras, mi techo se mantiene uniforme.
Entre los asuntos más relevantes que encuentro en mi vida está que volvió mi hábito de morder y chupar la ropa que traigo puesta; nunca la doblada, por ejemplo, ese las monjas me lo quitaron alguna vez y no sé si ahora puedo erradicarlo sola.
Tengo que decirle al psiquiatra que me distraigo fácil, que el decorado de cartón se cayó otra vez del escenario, que la ansiedad se viste de alergia, que los párpados se me están obscureciendo. Que estoy harta de pasar los días esperando, esperando...

Es una inmensa cobardía seguir tirada en esta cama y no estar volando por la ventana.

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